En estos tiempos tan
convulsos y violentos en los que vivimos, con unas desigualdades cada
día más pronunciadas. Es difícil encontrar puntos de unión entre
individuos desde los que construir propuestas revolucionarias con las
que afrontar el futuro más que incierto en el que, sin duda alguna,
nos zambullimos.
Estas diferencias se
ocultan y se justifican detrás de las ideologías, que no solo
abarcan el ámbito económico, también la religión, las tendencias
políticas y los sentimientos nacionalistas son claros ejemplos de
como las sociedades, cada vez más, se disgregan y crean pequeños
grupos ideológicos, los cuales, con más o menos acierto, describen
e interpretan el mundo de una forma poco neutral, interesada y
egocéntrica, fijándose o acrecentando las necesidades y problemas
que su grupo de afinidad posee, excluyendo y negando de forma
sistemática otros problemas de gran numero de personas. Creando, de
este modo, fuertes lazos de pertenencia y amistad que disfrazan en su
interior, por lo general, aversión y rechazo a los individuos de
otros grupos contrarios. Generando a su vez enfrentamientos y odio
entre colectivos.
Son tan fuertes y
numerosos los enfrentamientos que hoy en día asistimos que poco
lugar queda para la reflexión que no este relacionada con algún
tipo de tendencia ideológica. Muy pocos son los pilares que quedan
en pie, ante esta corriente sistémica del enfrentamiento ideológico,
en los que agarrarnos. Y, de este modo, sin un vestigio de un
principio ni una perspectiva de final nos dejamos llevar por este
espiral de rechazo y violencia a los demás que, poco o nada tiene de
natural y racional, si no, más bien es fruto del egoísmo y la
estupidez. Y que de bien seguro es la causante de los males que hoy
en día cubren la tierra.
Son momentos de pararnos a
pensar, quitarnos las gafas de la ideología y ver los
acontecimientos con perspectiva. Y es importante y primordial hacerlo
cuanto antes. Por que los últimos años hemos visto como todas la
promesas que los estados democráticos y capitalistas nos vendían se
han pulverizaban lentamente ante un pueblo atónito que se pregunta
como es posible todo este desorden y caos en el que de golpe nos
vemos envueltos. Como es posible que esas bonitas palabras como
igualdad, prosperidad, sostenibilidad y progreso se han ido cambiando
por otras, no tan bonitas, como inmigración, austeridad, cambio
climático y recesión, sin casi darnos cuenta.
Dejando de manifiesto y
haciendo palpable que la situación ya no es sostenible. Que un
cambio es necesario y urgente.
Después de que todos
viéramos derrumbarse todas las instituciones sobre las que nuestras
sociedades habían reposado durante años, como el declive de la
moral de la iglesia católica, la destrucción de la integridad
política a causa de la corrupción y en ultima instancia la crisis
económica de 2007 que lo desencadenó todo. Un sentimiento de
desorientación y desencanto se ha apodero de la sociedad.
Y es que, cuando los
marcos ideológicos en los que una sociedad cree, en este caso,
estamentos tan importantes como el estado, la economía o la iglesia
católica se rompen o se deforman bruscamente, es de esperar, que las
entrañas de la misma se revuelvan y un estremecedor sentimiento de
orfandad y desamparo se apodere ella. Dividiendo cada vez más a las
personas que la componen, que buscan en las derechas y las
izquierdas, en los nacionalismos, en el capitalismo o el comunismo,
en el racismo o el sexismo, en el islamismo o el cristianismo, nuevas
identidades e ideologías. Es muy importante ser conscientes de esto,
pues la sociedad está en un momento extremadamente frágil y
maleable.
Es cuestión de tiempo que
los regímenes fascistas vuelvan, con sus dogmas ideológicos y
promesas, con lideres oportunistas, como ya ha ocurrido en Estados
Unidos, con Donald Trump.
Es muy probable que este
mismo años ocurra lo mismo en Europa si no formulamos propuestas de
carácter humanitario y colectivista.
Así que si hay algo
contra lo que debemos luchar hoy los que defendemos la libertad y la
igualdad entre seres humanos es contra la “Hegemonía de las
ideologías” y su herramienta de propagación, el estado.
No hay nada más nocivo y
dañino para los hombres y mujeres libres que el dogmatismo y el
sesgo de pensamiento del que la ideología nos imbuye sin darnos
cuenta. Es imposible e inalcanzable la igualdad mientras entre
nosotros se interponga esta pátina tan invisible y sutil como
opresiva llamada ideología.
ISV
07/01/2017
Quien escribe esto tiene una visión propia, y seguramente compartida, del mundo, de la vida. Y eso es tener una ideología.
ReplyDeleteIdeología.: Conjunto de ideas que caracterizan a una persona, escuela, colectividad, movimiento cultural, religioso, político, etc
Amigo Loam. La critica que se hace aquí de las ideologías tiene en cuenta la parte de dogmatismo intrínseco que existe en ellas de forma inherente. Por definición si que es cierto que una ideologia es simplemente un conjunto de ideas, pero esto no es así en la realidad.
DeleteLos conjuntos de ideas son construcciones individuales y libres interpretaciones de individuos de la realidad. En canvio las ideologias aparte de ser un conjunto de ideas, contienen, como bien he dicho antes un componente de autoridad y dogmatismo, por lo que no son inocuas y flexibles si no restrictivas y adoctrinantes.
Espero haberte aclarado el concepto del articulo.
Muchas gracias por tu comentario! Un abrazo
Pues sí, me ha quedado claro. Y tienes razón.
DeleteGracias por tu aclaración, y un abrazo.